La cuarta edición del informe anual ‘Risk Radar Report’ del Global Insurance Law Connect (GILC) ha lanzado una recopilación de opiniones de bufetes de abogados de 23 países diferentes. Cada bufete ofrece detalles sobre los principales cambios políticos, normativos y jurídicos que afectarán en el mercado de los seguros en su región y proporciona una perspectiva para el próximo año en ese país.
«Lo que llama la atención es que en los últimos años y, especialmente durante la pandemia de Covid, hemos visto el aumento simultáneo de un grupo de megatendencias, que afectan a casi todos los mercados. Todas ellas suponen un reto global para todos nosotros”, revela Gillian Davidson, miembro del Consejo de Administración de Global Insurance Law Connect.
Este informe muestra un enfoque global en el aumento de la digitalización y el riesgo cibernético, el aumento del riesgo climático y el cambio regulatorio como temas a los que las aseguradoras de todo el mundo tienen que adaptarse. Al salir de la pandemia, muchos también están preocupados por las implicaciones para el mercado de D&O, «ya que las decisiones de gestión están en el punto de mira», revela el informe.
España se enfrenta con el teletrabajo al aumento de los ciberataques
La pandemia de Covid-19 ha cambiado la forman en la que se trabaja. El uso de las nuevas tecnologías es más frecuente, no sólo en el ámbito personal sino también en el laboral.
Actualmente, cuatro de cada cinco empresas tienen el teletrabajo integrado en sus estructuras organizativas, afirma el informe en el apartado centrado en España. Los empleados transforman sus hábitos y prefieren, en muchos casos, trabajar desde casa. Este nuevo escenario conduce a dos problemas fundamentales: la productividad y los ciberataques.
Las empresas (tanto grandes como pequeñas) han observado una reducción de la productividad de los trabajadores cuando trabajan desde casa, por lo que han tenido que limitar esta práctica a determinados días de la semana o del mes.
Otro efecto es el aumento masivo de los ciberataques a ordenadores personales, lo que obliga a las empresas a invertir dinero en equipos electrónicos para empleados, remarca el informe.
“Esto conlleva la necesidad de aumentar los costes de protección contra los virus (ransomware, backdoors, grayware, etc.), y también tener que contratar a personas especializadas en este tipo de amenazas. En última instancia, los grandes beneficiados son las aseguradoras que ofrecen coberturas cibernéticas, cuyos contratos y primas siguen creciendo”, concluye el informe.
Fuente: Füture