Gaspar Pedreño, gerente de Taller Box y miembro de Siauto, da consejos a los talleres sobre cómo perder el miedo en las gestiones con las aseguradoras. “Es la aseguradora quien fija el precio de mano de obra, así no obtenemos rentabilidad”, ha explicado.
“Parece que trabajas por y para las aseguradoras”, así comienza Gaspar Pedreño, el conocido como “Tallerista Rebelde” y gerente de Taller Box, la nueva entrega de la formación respaldada por Siauto, dedicada en esta ocasión a “cómo perder el miedo a las aseguradoras“, dado el conflicto que actualmente se está desarrollando entre éstas y los talleres.
“Los profesionales del taller obtenemos una rentabilidad prácticamente nula. Hay muchísimo trabajo pero no somos capaces de sacarle rentabilidad, ya que es la aseguradora quien nos fija el precio de mano de obra y el perito viene y nos dice qué piezas y qué pintura hay que gastar”, afirma Gaspar Pedreño, que continúa: “A los talleres que no somos concertados, nos quitan el trabajo. Las aseguradoras llaman a los clientes para redirigirlos a los que lo son”.
¿POR QUÉ TIENEN MIEDO LOS TALLERES?
Según Gaspar Pedreño, el primer motivo es por perder el compromiso de pago, ya que paga la aseguradora. En segundo lugar, porque se cree que la figura del perito es omnipotente, que tiene toda la potestad. Esto es así “porque los talleres lo hemos permitido y pensamos que su palabra va a misa. Nos falta la información suficiente para enfrentar su versión”, lo que lleva al tercer motivo, que es la ignorancia: “No conocemos nuestros derechos ni las consecuencias, tenemos miedo a lo desconocido”.
Así, este miedo, trae las siguientes consecuencias, que son las claves a su vez, del conflicto con las aseguradoras:
- Trabajar por debajo del coste. “Que a veces ni lo sabemos porque no lo medimos”.
- Conseguimos el beneficio con las horas extra. “Al no obtener beneficio por trabajar por debajo del coste, suplimos los precios bajos echando más horas de la cuenta.
- Impotencia que sentimos. “Nos lo tragamos en forma de rabia y de dolor porque no puedo cobrar dignamente”.
“TRES MOMENTOS EN EL TALLER QUE ME HICIERON PERDER EL MIEDO”
Así, Gaspar Pedreño quiere transmitir a sus compañeros de profesión, desde su experiencia, cómo consiguió perder el miedo a las aseguradoras. Para ello, lo divide en tres momentos:
- Sin querer. Fue en el año 2016. “Tenía en el taller un coche de un amigo, un BMW Z3, al que había que reparar el portón trasero. Viene el perito y me da seis horas para reparar el portón y decido poner el portón nuevo. Así que le comuniqué al perito que no viniera más. ¿Qué pasó? Que perdí el compromiso. Pero una vez que esto ocurrió, aprendí a gestionarlo“.
- Sentido común. “¿Cómo puede ser que cada compañía me pague un precio diferente? ¿Qué sentido tiene? ¿Si ninguna me manda trabajo por qué le voy a hacer yo el favor? Todo esto me rondaba por la cabeza y me hizo calcular, así que escribí a las aseguradoras diciéndole cuál era el precio que tenían que pagarme”.
- Mentor. “A finales de 2017 me di cuenta que si había otros que conseguían peritaciones con un precio de mano de obra de 45 a 65 euros, por qué yo no lo podía conseguir. Si alguien lo ha hecho, yo también puedo”.
Con todo lo anterior, el “Tallerista Rebelde”, cuenta: “Tengo buena relación con el 90% de los peritos que vienen por aquí porque considero que es un trabajo muy respetable y muy necesario, por lo que no se trata de pelear con la compañía, se trata de tener una estrategia“.
LAS CLAVES
Gaspar Pedreño centra su estrategia para perder el miedo a las aseguradoras en tres claves:
- Subir precio/hora. “Llevamos 10 o 15 años sin subirlo. No se trata de pelearse, se trata de probarse. Es una de las formas elegantes de decirle a la aseguradora que no quieres trabajar con ellos. Para ello necesitamos proponer cambios razonables y pensar a quién le subo y cuánto le subo siempre viéndolo con un objetivo a medio/largo plazo. No olvidando que siempre hay que comunicarlo de una manera que quede por escrito, para que quede constancia de lo que solicitamos”.
- La interpretación que hacemos de la figura del perito. “Para mí era un ser omnipotente y lo que decía no se podía modificar”. Así comienza a explicar que el trabajo del perito consiste en determinar qué daños son del golpe para luego consensuar con el taller qué daños hay, no imponerlos, para lograr un acuerdo entre las partes. Finalmente, tendrá que comprobar que la reparación se ha hecho correctamente. “Su única potestad es que tiene un encargo con la compañía, es decir, viene en calidad de valorador o mediador. Es perito cuando asiste a un juzgado cuando se recurre al artículo 38 del contrato de seguro, la ley 5/80. Tú no estás de acuerdo con la peritación que ha hecho el taller y así se designa oficialmente al perito, cuando éste lo acepte. Así se somete a la ley de enjuiciamiento civil, por la que no puede mentir. En este caso incluso se podría denunciar por mala praxis”. “Lo único que les pido es que se ciñan a su trabajo“.
- Conocer cuáles son las consecuencias de lo anterior. “¿Qué es lo peor que nos puede pasar?”, se pregunta Gaspar Pedreño. “Que te digan que sí, porque hay ocasiones en las que te lo dicen; perder el compromiso, que lo que implica que la aseguradora que le paga al cliente; que la aseguradora no te envíe las peritaciones, que tampoco es mayor problema ya que tú peritas lo que quieras, pero yo facturo lo que quiero. No hay peritación pero sí presupuesto; o no te mando perito como forma de “castigarte”, algo que no es legal. El cliente tiene libre elección de taller, no pueden limitar ese derecho”.
Para concluir, el Tallerista Rebelde recuerda: “Necesitáis conocer cuáles son vuestros derechos y los de los clientes”.
Fuente: Infotaller