Tras un 2020 complicado, con la actividad prácticamente detenida durante los meses de confinamiento, el sector de la asistencia en carretera afronta el presente ejercicio con algo más de optimismo. Finalizado el primer trimestre, las principales empresas del sector hacen balance de la situación y los resultados invitan a la esperanza.
Es cierto que los hábitos han cambiado, pero el coche se sigue utilizando. Si bien, el temor viene por las continuas limitaciones de movimientos que se imponen para contener la propagación del virus, lo que provoca que las empresas de asistencia tengan dificultades para hacer previsiones.
El sector de la asistencia en carretera comienza a recuperar el pulso tras el desdichado 2020, aunque no está siendo una tarea sencilla. Obviamente, las empresas de asistencia sufrieron su mayor revés en los meses de aislamiento social. En ese periodo, la actividad se redujo como nunca antes lo había hecho. En el RACE, como revela Belén Yome, su directora de Asistencia, se experimentó una “caída del 55%”. Si bien, a partir de abril, se fue recuperando y los meses de verano “fueron muy positivos”, hasta el punto de crecer “por encima de 2019”.
Esta evolución fue un patrón generalizado en todo el sector y, finalmente, la mayoría de las empresas lograron cerrar el ejercicio mejor de lo que imaginaban. Asitur, según cuenta Eduardo Rodríguez, su director Comercial y Marketing, finalizó con “un descenso en el número de asistencias en carretera de solo el 6,2%”, aunque precisa que la reducción fue más pronunciada “en las asistencias por accidente (-19,4%) que por averías (-3,9%)”.
Nuevos hábitos de movilidad
Aunque la situación no mejora y la cuarta ola avanza, las empresas de asistencia están registrando unos niveles de actividad más que aceptables. “A pesar de las limitaciones a la movilidad existentes desde hace ya un año, no podemos decir que la actividad de asistencia en carretera se haya reducido de manera notable, aunque sí se observa un comportamiento diferente”, apunta Eduardo Rodríguez (Asitur). Nadia Domínguez, head of Sales Auto de Europ Assistance, profundiza en los nuevos hábitos observados: “Los cierres perimetrales y la evolución de la pandemia están, de momento, limitando nuestros movimientos de largo recorrido, pero también favoreciendo el uso del vehículo privado por el temor al contagio”.
Finalizado el primer trimestre, el sector confirma que está consiguiendo reponerse del golpe. “Vamos apreciando que la situación empieza a estabilizarse poco a poco”, reconoce Fernando Díaz, director Comercial & Marketing de IMA Ibérica. Para Belén Yome (RACE), durante el primer trimestre, “la actividad se ha comportado según lo previsto”. Es una buena noticia si se tiene en cuenta que el año comenzó con una intensa borrasca.
“El inicio del año, al igual que el de 2020, ha estado marcado por la presencia de fuertes temporales que han incidido en los servicios de asistencia. El temporal Filomena impactó en los servicios de asistencia en carretera como pocos otros acontecimientos lo habían hecho hasta la fecha”, echa la vista atrás Eduardo Rodríguez (Asitur). Este evento climatológico obligó a las empresas de asistencia a reforzar plantillas, medios y protocolos para garantizar un correcto servicio. “Este temporal no solo supuso un incremento de los servicios por encima de lo habitual, un 61% en el caso de Asitur, sino que ocasionó enormes dificultades para poder prestar los servicios debido al estado de calles y carreteras en las zonas afectadas”, acentúa.
Gloria López, responsable de Grandes Cuentas del RACC, coincide en que el año 2021 “ha comenzado con una gran incertidumbre” y cree que así seguirá a medio plazo: “La impredecibilidad de la pandemia y sus diferentes olas, así como los cambios en las limitaciones de movimientos y los confinamientos, hacen muy difícil predecir la evolución de la actividad. Todo ello impacta también en los hábitos de movilidad, que han cambiado de tal modo que los desplazamientos se están concentrando entre semana y en las primeras horas de la mañana”.
Más asistencias por averías
Concluida esta primera parte del año, exceptuando los servicios prestados por Filomena, las acciones más demandadas por los usuarios han sido muy similares a las de los meses anteriores. “No hemos detectado ninguna tendencia significativa”, señala Fernando Díaz (IMA Ibérica). “Al estar reducida la movilidad a nuestro entorno habitual, con las excepciones profesionales autorizadas, las averías más comunes están siendo las baterías y los neumáticos“, sintetiza Belén Yome (RACE). “Se han reducido, sobre todo, los servicios interurbanos, dado que la actividad se ha concentrado en la movilidad urbana“, contextualiza Gloria López (RACC), que detalla: “Se han reducido, por tanto, servicios de averías graves y accidentes, mientras que ha crecido la resolución de averías reparables, principalmente aquellas ligadas al arranque y la carga del vehículo”. Y coincide Nadia Domínguez (Europ Assistance): “La reparación in situ por baterías descargadas o por problemas menores está siendo la garantía de asistencia más solicitada”.
Eduardo Rodríguez (Asitur) aporta cifras a esta realidad: “La vigencia de limitaciones a la movilidad hace que las asistencias por accidentes se hayan reducido un 10,3% respecto del primer trimestre del año pasado, y recordemos que en 2020 no existieron dichas limitaciones hasta mitad de marzo, mientras que las derivadas de averías han tenido un ligero incremento del 1,6%”.
Este texto es un extracto del amplio reportaje publicado en el último número de la revista Aseguranza, un especial dedicado a Autos y disponible para nuestros suscriptores. En el reportaje sobre el sector de la asistencia, las empresas participantes también han profundizado en las lecciones aprendidas durante la pandemia, en su adaptación a los vehículos híbridos y eléctricos, en su apuesta por la sostenibilidad, en su aportación a la nueva movilidad y en su digitalización, entre otros aspectos.
Fuente: Aseguranza