Cinco semanas después de su aprobación en Consejo de Ministros, el plan de avales suma un 13% del objetivo previsto. La alta cobertura estatal limita al 22% el efecto expansivo previsto por el Gobierno.
El plan del Gobierno para movilizar abundante financiación privada mediante el programa de avales del Estado ha quedado menguado por la realidad. Cinco semanas después de su aprobación en Consejo de Ministros, los préstamos promovidos por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) han avalado un total de 13.424 millones de euros, el 13% del objetivo inicial de 100.000 millones de euros fijado en el Real decreto-ley de medidas urgentes para hacer frente a la pandemia. Y de esta cobertura pública ha resultado una financiación total -incluyendo la parte de riesgo que asume la banca- de 17.418 millones de euros.
Es decir, el plan de avales ha conseguido un efecto expansivo del 22%, por lo que si se mantiene la tendencia actual los 100.000 millones de euros acabarían desembocando en una financiación próxima a los 123.000 millones. Muy por debajo de los «entre 150.000 y 200.000 millones» prometidos por el presidente Pedro Sánchez el pasado 17 de marzo.
Los bancos están exprimiendo al máximo el programa puesto a disposición por el Gobierno. La letra pequeña que desarrolla la iniciativa establece «avales de hasta un máximo» del 80% para pymes y de «como máximo» el 70% para grandes empresas. Y la realidad ha sido que el aval medio para pymes está siendo del 79,92% y para grandes el 69,32%. Es decir, las entidades se están limitando a asumir los riesgos que les obliga la normativa en lo que se refiere al plan público, aunque explican que están cerrando financiaciones al margen de éste.
Las primeras cifras difundidas por el Ministerio de Economía sobre la evolución del plan también muestran ciertos desequilibrios en la percepción de la financiación. Un 76% de los avales movilizados han ido a parar a pymes o autónomos, con una cobertura media de 78.574 euros. Este colectivo ya ha cubierto en su totalidad el primer tramo 10.000 millones de euros puesto a su disposición por el ICO y sigue creciendo en la segunda fase, liberada el pasado 10 de abril, por una cuantía de otros 20.000 millones de euros.
El embudo se encuentra en el tramo dirigido a empresas de mayor tamaño, que por ahora han recibido 3.243 millones de euros en financiación avalada por el Estado. Esto supone una media de 1,9 millones de euros por operación, 24 veces más que en el caso de las pequeñas. No obstante, la cifra avalada supone sólo un 32% de lo reservado en el primer tramo de apoyos, motivo por el cual este colectivo no entró en la segunda ronda de avales.
Fuentes financieras explican que en este caso, al conllevar una doble revisión de riesgos por parte de las entidades y del propio ICO, la tramitación es más lenta, pero confían en que el ritmo aumente en las próximas semanas. En este bloque podrían entrar grandes empresas dedicadas al sector turístico como Barceló, que negocia con los bancos un gran plan de financiación para mitigar el impacto en su cuenta de resultados de la paralización de la actividad económica.
En los bancos reiteran que la velocidad en la concesión de crédito está también mermada por la complejidad del proceso y la revisión de toda la documentación necesaria cuando la mayor parte de sus equipos está trabajando desde sus hogares. En el sector explican que, como mínimo, la concesión del crédito para pymes y autónomos -cuya medición de riesgos está únicamente en manos de los bancos- puede tardar una semana.
Fuentes del Ministerio de Economía responden que las características del programa podrán ir variando en función de los tramos liberados, lo que podría llevar a que se reduzca la cobertura de riesgo en los créditos y por tanto se amplíe su efecto expansivo en la financiación privada. Algo que, por supuesto, no gustaría a los bancos.
La forma de exprimir los avales públicos por parte del sector financiero también denota la desconfianza de las entidades ante la incertidumbre del entorno en el que se mueve la actividad económica. Los grupos temen un gran impacto sobre sus balances derivado del incremento de la morosidad y la mayor cobertura del riesgo de crédito, que amenaza con hundir sus beneficios y sus ratios de solvencia a lo largo del ejercicio.
Bankinter ha sido el primero de los grandes bancos españoles en rendir cuentas trimestrales al mercado. La entidad anunció una reducción de su beneficio del 10% tras duplicar las provisiones dirigidas a cubrir deterioros, pero avanzó que esta cifra podría ser revisada durante el ejercicio. En el caso de los bancos norteamericanos, la reducción del beneficio ha rondado el 50% al registrar provisiones más contundentes.
La Asociación Española de Banca (AEB) afirmó ayer que la “prioridad” de los bancos en este momento es canalizar liquidez y financiación a empresas solventes por lo que tramitan “con la máxima celeridad” los créditos vinculados a los avales del ICO, aunque “cumpliendo fielmente” con las condiciones establecidas por el organismo.
“Estamos comprometidos a trabajar con todas las partes implicadas para agilizar lo máximo posible los trámites y, de esta forma, garantizar no solo que llegue la liquidez, sino que llegue a tiempo para evitar problemas entre pymes y empresas”, indicaron fuentes de la patronal.