El último informe de A.M. Best constata que, aunque la pandemia impulsó los esfuerzos de innovación de las compañías, también dificultó los resultados
La pandemia ha alterado el modo de vida y de trabajo de las personas y ha impulsado “inmensos cambios e innovaciones” en todo el sector de los seguros.
“En respuesta a la evolución del entorno de riesgo, las aseguradoras han acelerado su cambio a la tecnología digital y han intensificad su atención a la innovación de productos y a las modificaciones del lenguaje de las pólizas”, afirma A.M. Best en un informe especial.
Cierto es que las mejoras tecnológicas eran ya una realidad en el ámbito de la suscripción, de las ventas y de otros procesos de las aseguradoras. Pero la crisis sanitaria de la Covid-19, prácticamente de la noche a la mañana, las compañías cambiaron a un entorno de trabajo a distancia y los departamentos de tecnología de la información se enfrentaron a nuevos retos con la gran mayoría de los empleados trabajando fuera de las instalaciones. “No hubo tiempo para facilitar estas transiciones; la pandemia hizo que las operaciones cambiaran sin demora”, afirma la agencia.
Pese a todos estos avances en la creación de una cultura más innovadora, la mayoría de las aseguradoras siguen situándose en el extremo inferior de la puntuación de resultados en materia de innovación. Más de la mitad (56%) de las aseguradoras analizadas por la agencia alcanzan una calificación ‘moderada’ al evaluar su grado de innovación.
Frente a esto, un 19% logra una nota ‘Significativa’, prácticamente el mismo porcentaje (18%) cuyo grado de innovación todavía es mínima. A penas un 6% de las compañías de seguros alcanzan un grado de innovación ‘prominente’. Solo a un 1% se les puede considerar ‘Líderes’ en innovación.
“Se pone de manifiesto en gran medida los obstáculos creados por la pandemia”, sostiene la agencia.
La innovación sigue siendo un esfuerzo ad hoc
Concreta el informe de A.M. Best que la pandemia ha tenido un profundo impacto en las aseguradoras al poner aún más de relieve la necesidad de “procesos y estructuras de innovación sin fisuras y bien planificados”, por un lado, y los esfuerzos de “innovación desarticulados”, por otro.
“La gran mayoría de las empresas carecen de un proceso de innovación replicable. Más de tres cuartas partes de las empresas encuestadas obtuvieron un nota en la mitad inferior”, apunta la agencia. La mayoría de las empresas han formulado iniciativas innovadoras ad hoc, lo que ha disminuido su capacidad para replicar otras iniciativas.
“Las puntuaciones más bajas sugieren que el sector ha sido en general más reactivo cuando se trata de cambios operativos importantes”, apunta el informe.
Impulsar un cambio cultural
Para muchas empresas, el desarrollo de una cultura innovadora ha sido un reto constante. “La cultura del sector de los seguros es normalmente conservadora por diseño, Proporciona un medio para apoyar la gestión y la mitigación del riesgo. Más que la mayoría de los sectores, el de los seguros está sometido a las pérdidas. Productos mal desarrollados o a siniestros mal gestionados pueden dar lugar rápidamente a una debilidad financiera. Incluso a la insolvencia. Estos riesgos dan lugar a una cultura conservadora que evalúa las nuevas iniciativas con escepticismo, desde el punto inicial del diseño hasta el resultado final. Pero la Covid-19 ha puesto patas arriba el ritmo metódico del sector, ya que las aseguradoras debían actuar con rapidez y decisión para adaptarse a un entorno que cambiaba rápidamente”, relata el informe de A.M Best.
Fuente: Füture Latam