Son numerosos los sectores de la economía que han empezado a hacer uso del Big Data, de la Inteligencia Artificial o de ambos para aumentar su efectividad y desde luego su productividad, pero entre todos ellos considero que es el sanitario el sector que mejor ha incorporado históricamente los avances tecnológicos. Es un excelente ejemplo de cómo adecuar la revolución digital, de cuyas formas deberían tomar nota otros sectores.
Observo cada día la capacidad que está demostrando el sector sanitario para abordar la transformación digital en el ámbito de la salud, basándose en tres pilares: la atención al paciente, lo que podemos llamar la revolución de los datos y el tratamiento de las imágenes para el diagnóstico con programación de última generación, Big Data e Inteligencia Artificial para la interpretación de las imágenes y colaborar con el profesional en el diagnóstico.
El objetivo es, en este sentido, incorporar mejoras en el ámbito digital enfocadas a ayudar a los profesionales de la salud a optimizar sus funciones. No cabe duda que para ello es necesario dotar de herramientas de vanguardia a los profesionales, pero no debemos olvidar que para hacerlo posible también se debe formar y preparar adecuadamente a los profesionales usuarios de la tecnología para que puedan gestionar y sacar el máximo provecho a la explotación de los datos.
Si hay otro sector donde la revolución de los datos está llamada a jugar un papel fundamental, ese es el asegurador. Desde la contratación de las pólizas hasta la gestión de los siniestros, se abren multitud de posibilidades donde aplicar estos avances.
Tenemos ejemplos variados donde el sector asegurador se emplea en aplicar avances tecnológicos que puedan ayudar a mejorar la atención de los asegurados y dar una mayor capacidad de análisis de los riesgos para ofrecer productos más personalizados y a un precio más competitivo. En el caso de los gestores de siniestros se emplean para realizar resoluciones lo más ecuánimes posibles y en cuanto a los peritos de seguros, se emplean en desarrollar un trabajo más diligente y preciso.
Pero para conseguir un avance adecuado, es necesario proceder respetando un conjunto de normas de carácter ético (sobre las cuáles se ha abundado ya en esta publicación), para lo cual debe desarrollarse un marco legislativo que las regule y todo ello en aras de la transparencia, la información y la protección de datos de las que el sector hace gala.
Espero que con la Inteligencia Artificial no ocurra como con el vehículo eléctrico, que mientras los diversos gobiernos de la Unión Europea aportan recursos para la electrificación del parque automovilístico, este continúa envejeciendo y mientras que el sector asegurador explora las nuevas posibilidades que abren el Big Data y la Inteligencia Artificial, no se olvide de mejorar y actualizar los sistemas informáticos y especialmente en materia de comunicación, que utiliza con sus proveedores.