Solera desarrolla la tecnología para que las aseguradoras puedan medir con precisión todo lo que contamina un siniestro de tráfico y desarrollar medidas para minimizar el impacto
Un golpe entre dos coches en un día lluvioso en cualquier ciudad española. Este siniestro contamina y actualmente se desconoce el impacto medioambiental real que tiene. Esto es debido a que las aseguradoras no tienen capacidad para calcular todas las emisiones indirectas, lo que técnicamente se conoce como Scope 3, a pesar de que están obligadas a reportarlas en 2025 con datos recogidos de 2024.
No es baladí. Las emisiones indirectas representan tres cuartas partes del impacto medioambiental de un golpe o accidente de tráfico. En este contexto, Solera ha desarrollado una solución, Sustainable Estimatics, que abarca todo el viaje de impacto, es decir: minería y transporte (la materia prima de la pieza del coche), transformación y producción, transporte y logística, entrega de piezas, transporte, reparación, sustitución, pintura y residuos.
En definitiva, esta solución permite a las aseguradoras identificar y ofrecer datos verificados de las emisiones de carbono, así como compensar dichas emisiones. todo ello bajo la certificación ISO 14064, que es la norma genérica para la cuantificación y el informe de emisiones y remociones de gases de efecto invernadero a nivel de una organización.
Si bien la práctica totalidad de las aseguradoras reconoce la importancia de medir en términos de sostenibilidad, lo cierto es que se enfrentan a problemas para hacerlo realidad. En concreto, la mitad de estas compañías afirman que necesitan hacer un mejor seguimiento y gestión de los datos de las emisiones, según el estudio propio de Solera con las aseguradoras a nivel global, dado que la primera gestiona más de la mitad de los siniestros de vehículos en todo el mundo.
En esta línea, hasta un 80% de aseguradoras afirma que, en el próximo año, cambiará su forma de seguir y medir los datos de impacto de huella de carbono, especialmente al hilo de los cambios regulatorios. Este “problema” técnico y tecnológico es uno de los cuatro retos que tienen las aseguradoras a corto plazo. Otros son la percepción de que el coste de reducir emisiones es alto, la necesidad de aumentar presupuesto para invertir en soluciones sostenibles y, en definitiva, prepararse adecuadamente para la Directiva de la UE sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD).
Por su parte, de cara al consumidor final, ser cumplidor en materia sostenible y parecerlo tiene su recompensa. Y no hacerlo, su penalización. Y es que ocho de cada diez asegurados españoles afirman que se cambiarían a aseguradoras que ofrezcan pólizas más sostenibles. Un dato incluso superior a la media global, del 75%.
Según Jaime Silvela, director de Desarrollo de Negocio de Solera, “si bien Solera es capaz de medir las emisiones, lo importante no es sólo si se emite mucho o poco, sino qué acciones se pueden hacer para minimizar ese impacto. Por ejemplo, promover la reparabilidad frente a la sustitución o la inclusión del recambio ecológico”.
Fuente: Posventa