Según CNAE, “en la formación teórica es importante diferenciar entre transmisión de conocimientos y adquisición de conductas, y esta última sólo se puede conseguir a través de la formación presencial”.

Tras el decreto del estado de alarma, los más de 8.000 centros de formación vial acreditados en España se vieron obligados a suspender las clases, tanto en el aula como en los distintos vehículos. Ante la paralización de la actividad docente, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) puso a disposición de las autoescuelas un aula virtual para que sus alumnos tuvieran la oportunidad de continuar repasando.

“Siempre hemos tomado la teleformación como un complemento para nuestros alumnos; de hecho, la mayoría de autoescuelas ya tenían incorporados a sus servicios esta ayuda a distancia. El aula virtual de CNAE es una medida extraordinaria y circunstancial que también han tomado otras instituciones de la Enseñanza, como universidades y colegios. Sirve para que los aspirantes a conductores no olviden lo aprendido: cuando volvamos a la normalidad el aula presencial recuperará su papel”, ha explicado Enrique Lorca, presidente de CNAE.

Lorca distingue en la formación teórica la enseñanza de conocimientos y la de comportamientos y hábitos al volante. “Para el aprendizaje de normas o señales de circulación puede ser útil la formación a distancia, siempre que sea impartida por un profesional cualificado, pero existe otra parte de la formación que debe ser presencial: aquella relacionada con los valores y actitudes al volante, la que salva vidas en la carretera. Si acabamos con ésta, la seguridad vial se resentirá”.

Pere Navarro, director de la DGT, compareció el 2 de junio en la Comisión de Seguridad Vial y Movilidad Sostenible y explicó la postura de la DGT sobre la enseñanza presencial obligatoria para los aspirantes a conductores. “En la estrategia de seguridad vial 2011-2020, ya se hablaba de este tipo de formación. Comprobamos después que en Europa predominaban los países que la tenían. Preparamos una reforma del Reglamento de Conductores el cual incluía ocho horas enseñanza presencial, que el Consejo Superior de Tráfico y Seguridad Vial aprobó por unanimidad (formado por más de 80 organizaciones). Por último, llegó el informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), de efectos demoledores, aunque no es vinculante, que ha vuelto imposible la reforma. No hacen falta profesores, ni aulas, nada de nada; enseñar a conducir es como hacer un curso de cocina o de macramé”, señaló Navarro. “En mi opinión, no entendieron el tema: el documento es una banalización de la seguridad vial, pero los accidentes de tráfico no son virtuales, son reales”.

Entre los contenidos de formación de conductores que, según CNAE, deben ser esencialmente presenciales, Lorca distingue aquellos que más accidentes de tráfico provocan como el consumo de alcohol y drogas, las distracciones, la velocidad, los primeros auxilios,… “Es imposible, por ejemplo, hacer desde casa una Reanimación Cardiopulmonar (RCP) o comprobar a través de un simulador de vuelco lo importante que es llevar el cinturón de seguridad bien abrochado, así como el empleo de unas gafas que simulan los efectos de haber ingerido alcohol y/o drogas. Compartir un mismo espacio físico favorece la reflexión conjunta, el diálogo, la interacción, las dinámicas de grupo”.

Fuente: “Actualidad” de Posventa.info