Hiscox ha definido los cinco principales riesgos cibernéticos de 2021, tras analizar las tendencias de los próximos 12 meses, y propone a qué medidas debería dar preferencia el tejido empresarial español, en un panorama mundial del riesgo ciber que a lo largo de 2020 ha cambiado para siempre.
Según la aseguradora, empresas de todos los tamaños y sectores han visto cómo aumentaban los incidentes e intentos de ciberataque y, este mismo hecho, ha generado que exista una mayor conciencia hacia estos riesgos tanto en la vida personal como profesional. Así, los cinco riesgos ciber como principales para 2021 son: ataques a las cadenas de suministros (SolarWinds), la evolución del ransomware (Doxing), la continua amenaza en torno a la Covid-19, endurecimiento de la normativa e implementación de tecnologías y nuevas prácticas delictivas.
La aseguradora estima que aspectos como la falta de parches en los sistemas, la necesidad de reforzar la seguridad de los accesos remotos, las vulnerabilidades de las redes privadas virtuales (VPN), continuarán, y que además existen nuevas tecnologías que seguirán siendo implementadas y las empresas deberán convivir con ellas.
Además, se apunta que el sector financiero, educativo, sanitario, administraciones públicas y servicios digitales e industrias tecnológicas serán los objetivos favoritos de los ciberdelincuentes en los próximos 12 meses.
Para concluir, Hiscox ha definido 6 aspectos clave que deben desarrollar empresas y profesionales en su estrategia de ciberseguridad en 2021: protección de contraseñas y credenciales; actualización de versiones con soporte y aplicación de parches; seguridad de redes WiFi; despliegue de herramientas de seguridad en los puntos clave; doble factor de autenticación y cambio del modelo de protección de seguridad tradicional.
Principales riesgos ciber
1. Ataques a las cadenas de suministros (SolarWinds). Aún se desconoce el impacto inmediato y las ramificaciones generales que generará el ataque realizado sobre SolarWinds, proveedor global de servicios de TI, y es que además es muy probable se produzcan posibles ataques que imiten la estrategia utilizada, aprovechando la vulnerabilidad del software para entrar en las cadenas de suministro. Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el ecosistema de ciberseguridad es que muchos de los software y aplicaciones más utilizadas en la actualidad en origen fueron desarrollados potenciando especialmente su velocidad y comodidad de uso, no su seguridad.
2. La evolución del ransomware (Doxing). Los ciberdelincuentes son creativos e innovadores cuando se trata de encontrar nuevas estrategias para presionar a las víctimas para que paguen un rescate que les devuelva el acceso a su información o sistemas. Se ha detectado como hoy éstos ponen en marcha varios vectores de ataque de manera coordinada para causar la mayor interrupción posible del negocio combinando por ejemplo ataques de DDoS y ransomware (‘Doxing’ incluido, que consiste en hacer pública información privada sobre una persona o entidad con el propósito de ampliar el poder intimidatorio del ataque y forzar el pago). En este sentido, las vulnerabilidades del acceso remoto (teletrabajo) seguirá siendo una de las vías de entrada principales para los ciberdelincuentes.
3. Continúa la amenaza en torno a la COVID-19. Las campañas de phishing abandonan la temática de la propagación de la COVID19 y se centrarán en información sobre las vacunas. Los ataques probablemente irán dirigidos y/o suplantarán a las industrias y servicios sanitarios, atención médica, administraciones nacionales y locales, distribuidores de vacunas, etc.
4. Cambios en el panorama legal. Las demandas de terceros y las denuncias colectivas aumentarán, así como las multas, por incumplimiento del RGPD a medida que sigan creciendo el número e intensidad de los ataques y accesos a datos personales gestionados por empresas u otro tipo de entidad. Ante tal presión es muy probable que surjan nuevas normas, tanto a nivel nacional como europeo, y se endurezcan los requisitos de seguridad, prevención o pagos de ransomware, por ejemplo.
5. Transformación digital y nuevos ataques. Las compañías necesitan pensar de forma tan creativa como los ciberdelincuentes y anticiparse a sus movimientos. Nuevas áreas a vigilar y tecnología que dificultará más aún que las empresas se mantengan seguras son la Inteligencia Artificial, el IoT, el 5G, los códigos QR, las criptomonedas, los ataques de malware en el punto de venta, las tormentas geomagnéticas, los ataques a protocolos… En un contexto empresarial en el que la seguridad de los sistemas se ha descentralizado con la movilidad de los empleados debe cambiar también el paradigma de la estrategia, la “compañía” ya no se ubica en un solo lugar concreto, sino que está allá donde estén sus trabajadores (people centricity). Cualquier componente conectado a la red debe tener su propia seguridad, y estos elementos crecen de manera exponencial aumentando también las posibilidades de acceso del ataque.
Fuente: Füture