Las pérdidas aseguradas por catástrofes naturales alcanzarán los 140.000 millones de dólares en 2022 colocando el ejercicio en el quinto en el que superan los 100.000 millones de euros. Son cifras extraídas del Informe sobre Catástrofes Naturales 2022 publicado por Gallagher Re, que indica además que el coste económico directo total se situó en unos 360.000 millones de dólares.
Por otro lado, el informe también indica que las aseguradoras privadas cubrieron 125.000 millones de dólares de pérdidas y las entidades aseguradoras públicas, otros 15.000 millones.
Para Steve Bowen, director científico de Gallagher Re, “el coste financiero de los peligros naturales sigue aumentando, y estamos viendo además que una brecha de protección global muy alta – 61% en 2022 – significa que existen muchas más oportunidades para ayudar a la gente a prepararse antes y después de que ocurra un desastre. A medida que las pérdidas por catástrofes se encarecen, volvemos a considerar la naturaleza conectada del cambio climático, el crecimiento de la exposición y la inflación social como cuestiones importantes que aumentan los costes eventuales de las pérdidas. El aumento de la gravedad y, en algunos casos, de la frecuencia de los riesgos “secundarios” plantea a las aseguradoras y reaseguradoras un reto complicado en materia de protección y mitigación de riesgos”. “La forma en que reunamos colectivamente a las instituciones financieras (aseguradoras, gestoras de activos, inmobiliarias, bancarias), las entidades gubernamentales, el mundo académico y la gestión de emergencias para identificar el riesgo será fundamental a la hora de poner en marcha planes accionables para mejorar nuestra capacidad de resistencia, mitigación y adaptación. Dicha acción tendrá efectos favorables a la hora de intentar frenar el ritmo de crecimiento anual de las pérdidas por catástrofes”, añadió.
Por regiones
En EE.UU. sufrieron varios eventos de gran escala e impacto en 2022, encabezados por el huracán Ian. La tormenta provocó unas pérdidas mínimas de 55.000 millones de dólares a las entidades aseguradoras y unas pérdidas económicas globales de 112.000 millones.
El país también padeció una gran sequía que se saldó con el pago de 9.000 millones de dólares en indemnizaciones de seguros de cosechas. Tres tormentas convectivas severas (SCS) provocaron pérdidas aseguradas de miles de millones de dólares. Esto contribuyó a que 2022 se convirtiera en el 15º año consecutivo con pérdidas aseguradas totales superiores a 10.000 millones de dólares y el 8º año desde 2010 en que dichas pérdidas han superado los 20.000 millones de dólares.
Fuera de Estados Unidos, el suceso más costoso y uno de los más graves desde el punto de vista humanitario fue la temporada de inundaciones monzónicas en Pakistán. Un informe del Banco Mundial citaba pérdidas económicas directas por daños físicos de 15.000 millones de dólares, mientras que la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres del país citaba 1.739 víctimas mortales, 2,3 millones de viviendas dañadas y 33 millones de personas afectadas en 90 distritos.
Inundaciones históricas afectaron también a varias regiones de África, especialmente Nigeria y Sudáfrica, donde el sector asegurador de ambos países tuvo que hacer frente a una de las catástrofes naturales más costosas jamás registradas. Los efectos de La Niña, por tercera vez consecutiva, provocaron precipitaciones récord en algunas zonas del este de Australia. El Consejo de Seguros de Australia declaró que los fenómenos meteorológicos habían dado lugar a casi 5.000 millones de dólares en indemnizaciones, la mayor parte de las cuales procedían de las inundaciones históricas de finales de febrero y marzo.
En 2022 se produjeron otros fenómenos mundiales destacables: una serie de olas de calor estivales sin precedentes en Europa que provocaron un exceso de mortalidad de decenas de miles de personas o un fuerte seísmo en Japón en marzo en otras.
“Las huellas del cambio climático fueron visibles en prácticamente todos los fenómenos meteorológicos y climáticos importantes de 2022, lo que pone de relieve una vez más la urgencia de aplicar estrategias adecuadas de planificación e inversión que limiten el riesgo para la vida y la propiedad”. “Las implicaciones del cambio climático en los fenómenos meteorológicos y climáticos cotidianos siguen siendo más evidentes y se comprenden mejor. Aunque todavía estamos tratando de tener en cuenta las incertidumbres que existen sobre cómo puede influir el cambio climático en los fenómenos a escala regional y por riesgos, está claro que las repercusiones del fenómeno no son cosa del futuro. Ya se están dejando sentir hoy”, concluyó Steve Bowen.
Fuente: Aseguranza