La tasa de fraude al seguro detectado en España creció en 2020 hasta el 2,2%, frente al 1,9% que registró en 2019. Lo confirma el ‘VIII Mapa Axa de Fraude al Seguro’, presentado ayer.
Su evolución arroja un “crecimiento exponencial” en los últimos diez años, desde un ratio de solo el 0,85%, según Arturo López-Linares, director de Siniestros de la compañía en España.
El directivo explicó que el aumento respecto 2019 se debe causas habituales (aumento de las capacidades de detección de las compañías). Pero también por la crisis. Genera un “caldo de cultivo en el que hay más tentación a cometer fraudes”. Además, ha influido que la siniestralidad haya sido menor.
Tasa de fraude en España
El efecto Covid se deja sentir en Hogar, pero no en Autos
La mitad de los intentos de fraude al sector corresponde a Autos (en 2012 eran siete de cada diez). En el 87% de las ocasiones se aduce como justificación la movilidad del vehículo. Incluso habiéndose reducido la circulación durante el pasado año por el confinamiento, no ha afectado al tipo de argucias o metodologías de fraude en este ramo.
Lo que se confirma es que cada vez es menos atractivo el fraude de naturaleza corporal en Autos, debido al efecto que ha tenido la actualización del baremo de Autos y la despenalización de las lesiones de accidentes de tráfico. Así, .el importe medio de lo que se defraudaba en estos casos ha bajado de 17.000 euros a 5.500 euros.
Donde sí se ha dejado sentir el efecto de la pandemia es los Multirriesgos, donde crecen un 18% los intentos de fraude relacionados con el hogar, debido al mayor uso de la vivienda.
La detección de los casos de fraude tiene un impacto importante en la prima que pagan los asegurados por sus pólizas. El año pasado los pagos evitados por casos de fraude y que no fueron repercutidos en el resto de los asegurados supusieron un ahorro del 32% en el seguro de RC o del 19% en los casos de Transportes y Embarcaciones.
El fraude digital va a ser “agresivo y caro”
El informe valoró que a la clasificación tradicional de tipos de fraude (ocasional, premeditado y organizado, en el que el pasado año ha bajado de 220.000 a 160.000 euros el importe medio reclama) se le va a sumar una nueva tipología: el fraude digital. “Va a ser bastante agresivo, pues las posibilidades son muchísimas, incluso modificando documentos, imágenes, firmas, etc. El reto está en usar la tecnología con la suficientes capaces de protección. Ese va a ser un fraude caro y que será cada vez más habitual”, concreta.
La digitalización ofrece, eso sí mejores metodologías para la detección, gracias al uso de los datos, la robotización o la inteligencia artificial.
Fuente: INESE