El desarrollo de la digitalización e innovación exige realizar desde todas las perspectivas un ejercicio de simplificación y claridad, que permita adaptar el seguro a las características y necesidades de los clientes actuales y a las nuevas formas de contratación.
En este ámbito juega un papel destacado el lenguaje utilizado en la redacción de los contratos que, como ha quedado constatado en numerosas encuestas con los consumidores, sigue siendo demasiado técnico suponiendo, en sí mismo, un obstáculo al desarrollo digital del seguro.
La industria lleva tiempo avanzando en esta materia, sirva como ejemplo, la aprobación de la “Guía de buenas prácticas en el uso terminológico utilizado en el documento de información de productos de seguros no vida (DIP)” o la publicación del “Site de coberturas”, iniciativas que tratan de hacer más claro y comprensible el contrato de seguro.
Sin embargo, en ocasiones, el principal problema deriva de la propia normativa, que utiliza una terminología técnica y especializada alejada de los consumidores y que supone de facto una barrera para los ejercicios de claridad y transparencia que emprenden las entidades aseguradoras. El ejemplo paradigmático de esta situación es la Ley de Contrato de Seguro,
norma que data de 1980 y que requiere de una urgente actualización de su lenguaje ya que es la base sobre la cual las entidades elaboran sus pólizas de seguro.
Recientemente el Ministerio de Justicia ha reactivado los trabajos de la Comisión para la modernización del lenguaje jurídico que tiene por objeto marcar directrices claras en el ámbito legislativo a la hora de elaborar las normas. Creemos que este ejercicio debe extenderse a las normas ya existentes cuyo lenguaje dista de los actuales estándares, lo que dificulta el
desarrollo digital del seguro que se ve encorsetado por una terminología obsoleta y difícil de entender para la sociedad en general.
Por ello se solicita que se inicie, lo antes posible, un ejercicio de revisión de la Ley de Contrato de Seguros y demás normativa relacionada al objeto de modernizar su terminología y acercarla a los actuales usos y costumbres, todo ello con la finalidad de facilitar, en beneficio de la sociedad, el desarrollo y la innovación del sector asegurador.