Sumario: Tras una aceleración en la primera mitad del 2021, la economía global se ralentizó debido al aumento de los precios de las materias primas y la energía, problemas en las cadenas de suministros, una demanda congestionada en los bienes de consumo en detrimento de los servicios, así como por la incertidumbre provocada por el retorno a las medidas de distanciamiento social ante la nueva variante del Covid-19.
Además, los bancos centrales de los países emergentes han comenzado a endurecer su política monetaria para controlar la inflación, mientras que en los mercados desarrollados esta se mantiene estable para seguir impulsando la recuperación económica, aunque ya anticipa un cambio de sesgo.
El informe prevé que la economía global se encamine a un crecimiento más lento que en 2021, que se situaría en el entorno del 4,8% en 2022 y del 3,6% en 2023, con los mercados desarrollados tomando el protagonismo para el cierre de la brecha de producto durante los próximos años.
Por otra parte, a pesar de la desaceleración económica global y del aumento de la incertidumbre, la mayor aversión al riesgo por parte de los agentes económicos como resultado de la pandemia, será un importante estímulo en la demanda de aseguramiento, lo que sigue planteando un panorama positivo en 2022 para el desarrollo del sector.
Además, los efectos negativos de la reapertura económica sobre la siniestralidad de algunos ramos tenderán a corregirse, por lo que el panorama de la rentabilidad de las entidades aseguradoras continuará siendo favorable, a pesar del efecto que pueda tener el repunte de la inflación en el corto plazo
Fuente: Fundación MAPFRE