Tribuna de Francisco de la Puente Álvarez, presidente de APCAS
La esencia del seguro es el siniestro, sin él no existiría el sector asegurador. Por tanto su función es dar solución a los siniestros, y ello debe de realizarse en un entorno sostenible, para garantizar su continuidad y permanencia.
Las compañías aseguradoras deben partir de la evaluación/valoración del riesgo de que se produzcan los distintos siniestros y del coste de la restitutio ad integrum (o sea volver a dejar los daños como estaban antes del siniestro), para elaborar las primas, y no dejarse llevar por la tendencia actual de que sea la presión del contratante del seguro la que fije el precio de la prima pues ello lleva a una insuficiencia de la resolución de los siniestros al no adecuarse a cuestiones técnicas sino a presiones del mercado. Estas cuestiones ha de ser vigiladas por las Administraciones públicas y, en el caso de España, por la DGSFP.
Para todo ello es fundamental una palabra que está muy de moda en la actividad económica, ‘sostenibilidad’. Pero ¿de qué se trata? La sostenibilidad es el desarrollo de una actividad que asegura las necesidades del presente sin comprometer las necesidades futuras. Es pues un conjunto que tiene dos modos de aplicación, una en un concepto ecológico en el sentido de realizar la actividad económica con el menor daño posible al medio ambiente, e incluso con función regenerativa del medio ambiente (no solo del daño ocasionado en el propio siniestro, sino colaborar en la recuperación de la naturaleza en su conjunto); el otro modo de aplicación es permitir la sostenibilidad de las personas o empresas vinculadas o colaboradoras necesarias de uno u otro modo a la actividad económica que desarrolla en este caso el Seguro. Es pues absurdo que no se busque la sostenibilidad de las personas, empresas o actividades que ayudan a realizar una actividad económica.
Pero, ¿qué está pasando en la resolución de siniestros en España, entre el gestor de la solución de los siniestros asegurados (las entidades aseguradoras) y los encargados de solucionar los siniestros (peritos-comisarios de averías, herramientas tecnológicas, talleres, rescatadores, reparadores, etc.)?
Se está creando lo que podríamos llamar una ‘antiburbuja económica’ o ‘burbuja económica invertida’ (en contraposición a la burbuja económica que es una elevación anormal, incontrolada y prolongada del precio de un activo o producto separándolo de su precio razonable), pues se está produciendo una disminución anormal, incontrolada y prolongada del precio de la solución de los siniestros separándolo del precio razonable y que afecta a la sostenibilidad de la peritación, de la reparación y de los materiales empleados en la reparación de los siniestros.
A modo de ejemplo, en la solución de los siniestros de automóviles vemos que el Módulo de Compensación (viene a ser la media del valor de reparación de un siniestro) del convenio CICOS (CIDE/ASCIDE) para automóviles era de 882 euro sen 2010 y es de 907 euros para 2022, ha tenido pues un incremento del 2,83%. Si comparamos con el incremento entre febrero/2010 y febrero/2022 de la variación del coste de la vida, que ha sido del 21,4% respecto a 2010 (el último año ha subido el 7,6%).
Algo similar está ocurriendo con los Módulos de Pago a los peritos de seguros y comisarios de averías, es decir, todo indica un exceso de presión sobre el prestador final de los servicios que no ha tenido un incremento de ingresos equivalente a la subida del coste de la vida.
Así pues, en el ejemplo anterior, se ha producido una diferencia de subida neta del 18,57% entre la subida del módulo y la subida del coste de la vida respecto a 2010, pero si lo analizamos, la pérdida proporcional respecto al incremento del índice de precios al consumo es del 84,76% de pérdida de subida (o sea el citado módulo de reparación ha subido un 84,76% menos que la subida del coste de la vida), ello supone un exceso de presión sobre la peritación de daños materiales en el automóvil, que también se produce en otros daños materiales y en los daños personales, en distinta medida.
Todo este mantenimiento artificial y forzado de los precios de solución de siniestros por debajo de lo necesario, debido a que se está presionando la solución de siniestros ‘a la baja’, afecta a los colaboradores del Seguro en la resolución de los mismos. Esto hace que los peritos de Seguros y comisarios de averías, al ser último prestador de servicios (como ocurre con otros colaboradores en la solución de siniestros), no puede repercutir el aumento de sus costes en terceros, pues el pagador no lo hace por el valor real del trabajo sino en función de que el precio del seguro no sube como correspondería en un mercado que no estuviera presionado por la prioridad del mantenimiento artificial de la prima.
Peritos de seguros y comisarios de averías trabaja en el sector asegurador para facilitar el acuerdo en la solución de los siniestros. Lo hacen desde una independencia técnica para determinar los daños que se han producido en un siniestro, pero no fija el precio de la reparación ni el coste de los siniestros, sino que este viene dado por un acuerdo entre el pagador y el vendedor de un producto o entre el pagador y el prestador de un servicio.
Las compañías aseguradoras, como clientes contratantes de los peritos de seguros y comisarios de averías, deben trabajar por la sostenibilidad de la actividad pericial como función esencial en la resolución de siniestros y, por tanto, trabajar para que la actividad pericial sea rentable para el prestador de los servicios (los peritos de seguros y comisarios de averías, y otros), manteniendo relaciones e incentivos para que se mantenga la actividad pericial en este sector económico. Si no lo hacen así, afrontan el riesgo de que los peritos de seguros y comisarios de averías pasen a otra actividad más rentable o a que cambien de clientes en la búsqueda de un equilibrio entre ingresos y gastos que haga sostenible su actividad, lo que produciría una Gran Renuncia en el sector (“the Great Resignation” en los términos de Anthony C. Klotz), o sea, un abandono en masa de los peritos y comisarios de averías de sus clientes habituales a otros clientes o al cese de la actividad, lo que ocasionaría la imposibilidad de la resolución de los siniestros en una forma adecuada para el cumplimiento de las funciones del sector asegurador.
Esto es especialmente importante en situaciones de incertidumbre como la actual, donde afecta a otros prestadores de servicios (conductores y transportistas de vehículos de transporte de mercancías/viajeros, autónomos de talleres de reparación de vehículos, reparadores, etc.), que manifiestan problemas similares a los que sufren los peritos de seguros y comisarios de averías en cuanto a la sostenibilidad de la actividad.
Esperamos que las aseguradoras entiendan la problemática actual y activen sin dilación las relaciones con los peritos de seguros y comisarios de averías, así como con otros proveedores de servicios, para que entre todos encontremos una solución correcta de los siniestros con la calidad necesaria, que es el fin que nos debe inspirar en nuestro trabajo diario, y no lo supeditemos a una competencia de precios que repercute sobre la calidad de la solución de los siniestros.