Se cumplen diez años de la publicación del análisis más exhaustivo y completo realizado por una compañía del panorama nacional de los casos de fraude que sufre el sector asegurador.
Anualmente, este estudio ha permitido tomar un pulso tanto cuantitativo como cualitativo a una práctica, en ocasiones, socialmente tolerada.
Hubo un tiempo en que se consideraba que hablar de fraude era un acicate para los potenciales defraudadores, que se verían supuestamente incentivados a cometerlo. No compartíamos esa visión.
En AXA pensamos que era un problema social y económico que había que poner sobre la mesa, explicar a los asegurados las implicaciones que tenían para todos estos delitos. Y advertir a los honestos, que son mayoría, que no nos quedábamos de brazos cruzados, sino que lo combatíamos.
El fraude al seguro, además de ser un delito tipificado en el código penal, es una práctica que repercute de manera negativa en la prima que pagan el resto de los asegurados. De ahí, que en AXA hayamos defendido desde siempre una política de tolerancia cero frente al fraude.
Las técnicas utilizadas actualmente para tratar de defraudar al seguro en nada se parecen a las
empleadas hace diez o veinte años. El desarrollo tecnológico ha llevado aparejado una sofisticación y una complejidad que nos ha obligado a invertir sumas considerables para mantener a raya a los que se ven tentados a delinquir. Y así seguiremos haciéndolo mientras nos dediquemos a esta actividad.
Porque, desgraciadamente, el fraude no va a desaparecer. Pero nuestro compromiso con los clientes honrados, tampoco. En defensa de sus intereses, que son los nuestros, seguiremos plantando cara,
estudiando, analizando y persiguiendo los casos de fraude al seguro.